lunes, 21 de octubre de 2013

Regreso al futuro

Querido diario:

te he echado de menos todo este tiempo. Atrás quedaron mis vivencias con mis nada queridas palomas en Delhi, que acampaban a sus anchas en mi terraza a pesar de mi afanada lucha contra ellas, -para qué engañarnos, en un tiempo mi mirada contenida  auguraba, durante 24 horas al día, un "o ellas o yo"-,  y cuantas aventuras y desventuras más, que quién sabe si en algún momento a la luz saldrán.
 
India amiga, te echo de menos pero por fin vuelvo a caminar por las aceras y me echo a rodar en tu ausencia.
Solo para vuestra información os diré que por el momento, aquí,  no me he vuelto a cruzar con palomas de mirada desafiante.
 
Y así ocurrió. Después de un tiempo viviendo en antaño, me eché un sueño y amanecí en 5.774. Tal y como lo leéis, en todos sus sentidos. El primer día cuando llegué, veía a la gente en patinetes con motor y bicicletas eléctricas, terrazas en las calles, una playa limpia sin vacas de por medio, tráfico más bien fluido, supermercados, familias numerosas... Ahh nooo, que eso es más o menos igual en cuanto a cantidad de niños que me rodean a todas horas.Y cantidad de niños, y cantidad de niños y mira que hay niños, y es que, ¡tela con la cantidad de niños!!!  Para deciros que por las noches empiezo contando ovejas y cuando me quiero dar cuenta, ya bien entrada la madrugada, caigo en que sin querer he empezado a contar niños, nada como volver a las ovejas para coger bien el sueño.

Y como os iba diciendo, de repente, Rosh Hashanah 5.774? -Cáspitas, con razón decía yo que había avanzado tantos años, que me parecía todo tan nuevo, calculaba algunos cientos, tal vez algún mil pero 3.731 años de diferencia, ya decía yo que esto me parecía moderno, y no MO-DER-NO como hablaba tiempo atrás. Lo que me extraña es que haya sumado todos esos años y siga viva, me siento un poco gnoma, -a partir de ahora llámenme Lisa si quieren-.


Una de las primeras imágenes marcadas en Tel-Aviv- Patinetes por todas partes
 
 
Saltándome unas cuantas emociones y sorpresas de los primeros días de las que ya informaré en otra ocasión, de repente, vuelvo a tener una bicicleta. Aquí no me he sentido del todo persona hasta la fecha en la que me hice con una. Qué sensación, qué subidón de energía al ir por la mañana de nuevo al trabajo en bicicleta. Es subirme a ella y cambiarme el humor, sea el que sea se me vuelve mejor todavía. Y no digo a la vuelta... ya más tranquila, sí, señores y señoras, por qué negarlo, he sentido miradas cercanas, miradas que sentía en mi espalda a su paso, miradas que se clavaban... todos me miraban según pasaba, todos me miraban...  .. ¡¡¡la bicicleta!!! Y qué sensación, -entre nosotros, no sé cómo debe sentirse alguien que tenga un buen culo cuando se lo miren pero apuesto que no debe ser algo tan grande, ni maravilloso como lo que iba sintiendo por el camino ese primer día... Me daban ganas de contonearla a pesar de correr el riesgo y poder  llegar a perder el equilibrio-. Bici-señoras/es, señoras/es-mi bici, mírenla y sobre todo, respétenla.